Reflexi?n 2. Sin Excusas

Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza, Job 42:6.

Cierta empresa se encontraba en medio de tensas negociaciones con dirigentes sindicales. Los ejecutivos de la empresa insist?an en que los empleados estaban abusando de sus privilegios de licencia por enfermedad. El sindicato lo negaba.

Una ma?ana, mientras presentaban sus respectivas posiciones, el negociador que representaba a la compa??a mostr? la p?gina de deportes del peri?dico local a todas las personas reunidas en aquella junta. Entonces se?al? la foto de uno de los empleados que el d?a anterior hab?a ganado el torneo de golf de esa ciudad. El negociador explic?:

?Este hombre llam? ayer para excusarse por enfermedad. ?Se imaginan el puntaje que habr?a logrado de no haber estado enfermo?

Puede que neguemos (o al menos tratemos de cubrir) nuestros enga?os o nuestra mala conducta, pero, por lo general, la mentira no nos lleva muy lejos. Nuestros pecados terminan por descubrirnos. El sabio ten?a raz?n: “El que encubre sus pecados no prosperar?” (Prov. 28:13).

Las excusas enga?osas no ofrecen, realmente, respuestas substanciales. A veces se emplea un razonamiento d?bil y poco convincente para cubrir los pecados m?s aberrantes.

John Wayne Gacy fue hallado culpable del asesinato de m?s de veinte ni?os en su hogar de Chicago. ?l se declar? inocente, a pesar del descubrimiento de 27 cuerpos debajo de su casa. ?C?mo respondi? al enfrentar la pena de muerte por inyecci?n letal? Dijo: “En mi coraz?n, y con Dios mismo por testigo, no he matado a nadie. No fui yo, realmente. No pude evitarlo; no estaba en mis cabales”. Este tipo de excusas se ha vuelto com?n en los ?ltimos tiempos.

Las Escrituras exigen mucho m?s que meras excusas. En una cultura que a menudo niega la realidad del bien y del mal, Dios espera un arrepentimiento genuino, resuelto y sincero. Arrepentirse es sentir un pesar profundo por el pecado cometido: pesar y dolor… por el dolor causado a Dios mismo. Es llorar por nuestros pecados porque ?stos hicieron llorar a Dios; es afligirse por ellos, porque afligieron a Dios; es sentir el dolor que causan, porque Dios ha sentido ese dolor.

Las excusas s?lo producen m?s culpa. El arrepentimiento conduce al perd?n; el perd?n, a la sanidad; y la sanidad, a la integridad del ser.

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