Hace dos semanas experimentamos una Santa Cena inolvidable. El pastor Moncada nos hizo recordar lo que implicaba la Pascua tal cual la celebró Jesús con sus discipulos, platicamos mucho, en un ambiente donde sentíamos el Espíritu Santo guiando las conversaciones, con aroma de las velas, con unas mesas que estaban a la altura que usaban los judíos, con unas flores que perfumaban el ambiente. Dana desde el viaje de ida me preguntaba si podría participar, porque ya entendía por qué se celebraba la cena. Lo hizo y creo que nunca podrá olvidarla tampoco. Se lavó los pies con su hermanita pidiendole perdón por las peleas entre hermanas.
La ocasión tiene sus momentos tristes al recordar la muerte de Jesús, al tener un momento a solas con el Señor pidiendo perdón por lo que nos hemos alejado de Él, pero no se queda ahí sino celebra la resurrección también. ¡Y pensar que Jesús desea volver a tomar esa cena cuando nos veamos! (Lucas 22:16). Cena. Sí, los discípulos cenaron, y así lo hicimos nosotros, antes de tomar el pan sin levadura y el jugo de uva. Entiendo que es complicado en una iglesia grande tener una cena del Señor como la tuvimos pero creo que se debiera tomar por grupos pequeños para propiciar esa comunicación.
En nuestras iglesias la liturgia a veces esconde el significado original. Se repiten fórmulas, el mismo sermón, poca remembranza de lo que significaba la Pascua, y muchas veces no sabemos los significados (¿por qué sin levadura el pan?), cuando la cena precisamente era para que el padre de familia relatara la historia.
Después de la cena, el lavamiento de los pies (donde reconocemos con humildad nuestra condición) y el pan y el jugo de uva, estuvimos cantando por largo rato, no queríamos dejar de agradecerle a Dios por su amor a través de las alabanzas que salían del corazón.
Celebrar la pascua entre los hebreos era como festejar el día de la independencia. No con plaza y multitud y escándalo feliz, sino con cena singular.
Alberto Moncada escribió en su blog lo que nos relató en esa cena. Puedes leerlo completo en: A pie con Dios.
Gracias Señor Jesús por tu sacrificio, por tu perdón sin límite y porque nos invitas a tomar una cena en tu honor para recordar tu sacrificio y labor por nosotros.
Puedes ver algunas fotos que tomó Benja dando click en la imagen.
qué lindo. Y qué dolor que me lo perdí. Es cierto, con las iglesias grandes irónicamente se pierde mucho el contacto humano, la comunión con los hermanos y momentos especiales como este. Por eso admiro y quiero a vértice, por sacudir el polvo y tratar de volver a lo original, de una manera diferente y provocando una impresión que deje huella. Que eso no cambie. Un abrazo. (y sierte con los nuevos comunicólogos jejeje)
thx por el comentario y los buenos deseos 😉
Blessings Dania!